Para terminar con el tercer contexto que mencioné de los 3 sobre emociones y su impacto en la interpretación del lenguaje no verbal:
☛ La edad.
Slessor et al (2010) analizaron si la edad condiciona la percepción de las expresiones emocionales. Concluyeron que, tanto en adultos como en jóvenes, la mirada directa influye en la mejora de la percepción del enfado y la alegría, mientras que la mirada desviada mejoraba la percepción del miedo. Sin embargo, recalcaron que la diferencia de edad sí era un elemento distintivo cuando se interpretaba el enfado.
Vayamos por partes: la primera emoción que aprendemos a identificar es la felicidad. Stein et al (2010) afirman que, a los 5 meses de edad, el bebé ya es un experto reconociéndola y, progresivamente, irá identificando el resto. ¿Cómo? Sobre todo, observando la parte inferior de la cara para interpretar el asco y la sorpresa, y la parte superior para el miedo, el enfado y la tristeza.
Cuando vamos envejeciendo, algunas de nuestras capacidades van mermando, por ejemplo, la capacidad auditiva. Cuando oímos peor, lo que hacemos es fijarnos más en la boca del que habla para “ver” lo que dice. Esta estrategia de fijación o focalización de nuestra mirada en la parte inferior del rostro nos hace perder habilidad en el reconocimiento de las emociones que se muestran en la parte superior. Por tanto, se podría decir que la habilidad en el RFE disminuye tanto por un deterioro neuropsicológico y neurológico asociado a la edad como al resultado que provoca la compensación que hacemos con esa fijación de la mirada.
💡 Nota: ¡Qué importante es observar toda la cara de tu interlocutor y no focalizarse demasiado en una sola parte de su rostro para no sesgar tu interpretación de sus emociones!
📢 Lanzo dos preguntas:
▶️¿Qué impacto real crees que tienen las mascarillas en la relación con el otro?
▶️ ¿Y en el desarrollo cognitivo y emocional de los más pequeños?
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