¿Qué es la ansiedad?
Es una respuesta corporal ante el estrés. No solo se manifiesta en síntomas físicos, sino también en emociones, pensamientos y comportamientos evitativos. Aunque a menudo se percibe como algo negativo, también puede servirnos para identificar áreas de nuestra vida que necesitan atención o cambio. Así que, no siempre es necesario temerla o eliminarla por completo.
Diferencias entre miedo, estrés y ansiedad
Aunque están interrelacionados tienen diferencias claras en dos aspectos clave:
- Origen del estímulo: El estrés y el miedo responden a situaciones presentes y tangibles, mientras que la ansiedad se enfoca en preocupaciones futuras, a veces imaginarias.
- Temporalidad: El miedo y el estrés son inmediatos y específicos, mientras que la ansiedad puede prolongarse sin un peligro evidente.
El estrés es una respuesta física y mental cuando la situación demanda más de lo que podemos manejar. Su función principal es ayudarnos a enfrentar desafíos inmediatos.
El miedo es una emoción primaria e instintiva, que nos protege de un daño potencial, ya sea físico o emocional.
La ansiedad, en cambio, es una respuesta anticipatoria ante posibles amenazas futuras. Es útil en pequeñas dosis para prevenir, pero puede ser problemática si es constante o desproporcionada y afecta nuestra vida.
Diferentes tipos de ansiedad
Existen varias formas en que puede manifestarse:
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG):
Preocupación excesiva y constante sobre eventos cotidianos que afecta la vida diaria.
Por ejemplo: Una persona se preocupa continuamente por la salud de sus seres queridos, incluso cuando no hay razón para hacerlo. - Trastorno de pánico:
Ataques de pánico repentinos con síntomas físicos intensos como palpitaciones o dificultad para respirar.
Por ejemplo: Alguien siente que no puede respirar mientras hace la compra sin motivo aparente. - Fobias específicas:
Miedo irracional a un objeto o situación que se evita a toda costa.
Por ejemplo: Alguien con fobia a las alturas evita subir a miradores. - Ansiedad social o fobia social:
Temor a ser juzgado en situaciones sociales, lo que provoca la evitación de interacciones con otras personas.
Por ejemplo: Una persona evita ir a eventos sociales por miedo a hablar en público. - Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC):
Pensamientos intrusivos que generan ansiedad, y comportamientos repetitivos para aliviar esa ansiedad.
Por ejemplo: Alguien siente la necesidad de comprobar varias veces si ha cerrado la puerta. - Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT):
Ocurre tras un evento traumático, con flashbacks, pesadillas y una sensación constante de peligro.
Por ejemplo: Una persona que ha sufrido abusos revive el trauma cada vez que alguien la toca inesperadamente. - Ansiedad por separación:
Miedo excesivo a estar lejos de una figura importante.
Por ejemplo: Un niño entra en pánico cada vez que sus padres lo dejan en el colegio. - Ansiedad situacional:
Ocurre en situaciones nuevas o no cotidianas.
Por ejemplo: Una persona siente ansiedad intensa antes de hacer una entrevista de trabajo importante.
Por supuesto, todo esto es más complejo que lo que cabe explicar en un post, y existen estrategias de gestión efectivas basadas en la evidencia, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) que ofrecen recursos para las personas que sufren ansiedad social de manera que puedan enfrentar las situaciones sociales de manera más funcional.
Me encantará escuchar tus comentarios o preguntas si quieres profundizar en alguno de estos tipos de ansiedad.
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